martes, 31 de diciembre de 2019

Textos Perdidos - Los zapatos de Manuel



LOS ZAPATOS DE MANUEL

Hoy, por  esas cosas de crecer y crecer, decidimos ir a comprarle un par de zapatillas a nuestro Manu, convencidos de que este crecimiento sin pausas no hace una buena inversión el comprar un calzado de marca (marcas que por otro lado ninguno de los dos somos asociados), nos fuimos a una de esas ferias de las afueras que ofrecen "no marcas" a precios que permiten que muchas familias calcen y vistan a sus integrantes y por eso mismo el Estado hace la vista gorda. Sin mucho esfuerzo Manu se eligió unas sandalias con un Mickey foráneo, que por el solo hecho de estar con sus orejas por todos los lados hacía que fuese más cara que otra similar sin el mediático ratón, pero en definitiva, era la elección de él y nuestro bolsillo podía pagarla sin apuros; tal es así que como su elección no eran unas zapatillas, decidimos ir por más y comprarle también un par de zapatillas. Luego de unas vueltas encontramos un modelo que nos convencía y que a él le gustaba, cuando el vendedor ya se disponía a guardarlas para cobrarnos caí en la cuenta de que no había consultado por el valor, y a pesar de que me pareció que me había cobrado de más, justamente por ese olvido, terminé pagando lo que me pidió mascullando bronca, pero pagando en definitiva. En ese momento entré en el mundo del remordimiento y de la satisfacción, antagonismos si se quiere, pero los dos afloraron juntos. Satisfecho por haber podido comprarle a mi hijo aquello que precisaba sin muchas vueltas, pero sin poder sacarme de la cabeza que mientras compraba el segundo par para mi Manu, otra niña no mucho más grande que él se retiraba triste del mismo local ante la negativa del padre, y con ella vinieron los rostros anónimos de tantos pies descalzos, esos pies duros de futuros hombres duros, curtidos. Pies duros y pelos duros que poco conocen de peines y shampues de nombres y componentes exóticos, vidas duras a las cuales el ratón del norte dificilmente les dedique mayor atención y seguramente tampoco la sociedad se la preste.

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