miércoles, 17 de octubre de 2012

MIS DIAS CON MANUEL - 10 y 11 Meses

Como siempre el tiempo se ha esfumado. No consigo que se detenga. Por las noches te veo dormido y me quedo así, simplemente mirándote y allí parece que todo se detiene; tan solo tus leves movimientos para respirar delatan que no es una bella foto. Luego, el cansancio, que llega inapelable y me duermo pensando en partidos de futbol corriéndote por algún espacio verde, mientras vos paseas tu sonrisa detrás de una pelota. Han sido dos meses intensos. No se puede decir que gatees, creo que lo más correcto sería decir que corrés en cuatro patas. Basta ta solo un segundo para que te esfumes de nuestra vista, y casi sin excepciones, cuando estás en silencio, nada bueno estás haciendo, pero bueno, es el costo de aprender, de hacerte grande. Pasaron cosas importantes en este tiempo. Llegó el primer día del padre. No lo esperaba como algo en especial, solo era la significancia de ese primer día, pero pasó algo. Nos enfermamos. Los dos. Nada grave, pero enfermedad al fin. Primero empezaste vos haciendo depocisiones líquidas con un olor nauseabundo y eso enseguida provocó que se te lastimara la colita. Dabas pena viéndote sufrir cuando te cambiaban. Pero lo peor estaba por llegar. El miércoles por la noche, como casi todos los miércoles, fuimos a cenar a lo de mis viejos, todo venía bien, como siempre habías comido sin parar y tomado teta en abundancia, pero de pronto comnzaste a ponerte fastidioso y era claro que no tenias sueño, hasta que en segundos comenzaste a devolver, de una manera horrible. Te asustaste y nos asustamos todos. enseguida buscaste mis brazos entre lloros, pero una vez más comenzaste a vomitar y allí entendí lo que era ser padre, ser hombre. Por un lado tenía que mostrarme tranquilo ante tu mamá y tu abuela a quienes se les caían las lágrimas, por otro lado tenía que ponerte casi horizontal para evitar que te ahogaras con tu propio vómito y a la vez hacerte sentir seguro, mientras llorabas y tratabas de aferrarte a mis brazos pidiendo que no te separe de mi cuerpo. Fue un momento duro, quizás por nuestra falta de experiencia en lidiar con enfermedades (por suerte) o por tu carita de sufrimiento. Cuando al fin te estabilizaste, pudimos llevarte a la clínica el doctor dió el diagnóstico sin lugar a dudas, un virus te provocó gastroenterocolitis o algo por el estilo, nada por hacerle, solo tiempo y paciencia controlando que no te deshidrates. Todo pareció acomodarse a la normalidad enseguida, nunca dejaste de corretear, aunque claro que estabas con menos energías, pronto la caca comenzó a volverse normal y parecía que solo deberíamos preocuparnos por tu colita, pudiendo tener el domingo un primer día del padre sin problemas. Pero el sábado, luego de cenar con unos amigos, comenzaste a ponerte mal nuevamente y yo también, la verdad es que pasamos una noche muy mala, tal fue así que el domingo temprano, amanecimos llevándote a la guardia otra vez con vómitos y llantos, pero a la par yo estaba tan mal que me tuve que retirar con la esperanza de llegar a una casa cercana donde internarme en un baño. No pude. En medio del viaje, vomité horriblemente, varias veces, y así pasé el día, yendo al baño en infinidad de veces, los dos en la cama convalescientes, con tu mamá atendiéndonos a ambos. Era raro. Seguramente no olvidaremos ese primer día, pero a pesar de estar enfermos, fue algo bueno estar unidos de esa manera. Ese domingo, mientras estabas a mi lado en la cama, tomé un cuaderno y me puse a escribir algo para mi papá, tu abuelo, para prolongar ese especie de comunión literaria que tenemos y que obviamente me gustaría compartir con vos también. Te dejo lo que escribí para mi papá mientras vos me mirabas sin comprender que estaba haciendo.

"Bueno viejo, al fin. Mi primer día del padre. Manuel me mira escribir esto y poco entiende. Se me escapa alguna lágrima y él se ríe. Se ríe y afuera no llueve más. Se ríe y todo vale la pena. Aquí estoy. No se me ocurre que regalarte porque todo me sabe a poco, no me doy cuenta que mi mejor regalo me está mirando ansioso por erguirse y dar al fin esos primeros pasos que aun son solo una amenaza. Sin dudas, este es mi regalo; mi sangre, tu sangre. El deseo grande de que él pueda sentir por mí lo que yo siento por vos., esa admiración que va más allá del amor, del cariño; es el reconocimiento, el darse cuenta a tiempo, es pedir disculpas y agradecer. Manu me mira y balbucea, en algún momento me dirá "Papá", espero que cuando fue mi momento, yo haya llenado tus expectativas, espero que yo hoy llene todas las expectativas que vos depositastes en mí, quizás cuando yo era como Manuel; ahora, tu nieto, ha agarrado un juguete cualquiera y juega y se ríe imaginando un mundo de colores que solo él conoce. No me recibí. Y casi que lo único que me duele de eso es saber que me habrás imaginado con un título debajo del brazo, pero en fin, la vida me ha dejado aquí, pensando palabras que no salen y que creo que ya no saldrán, en fin, este, esto, soy yo. Desandando esta nueva etapa, y como tantas otras veces, dejando que la pluma grite cosas que la voz enmudece; viendo si ver realmente a tu nieto, imaginando que tal vez ya hayas pasado por lo mismo tanto tiempo atrás. Bueno viejo, no se si es lo que quería decir, pero sí lo que puedo decir, de acá en adelante me voy a quedar con un pedacito de protagonismo en tu día; voy a fingir sorpresa cuando en las mañanas vengan a agasajarme, solo por verlo feliz a él, acordándome de lo feliz que he sido yo yendo en silencio a sorprenderte con algún regalito en tu día. FELIZ DÍA VIEJO"

Claro que hay cosas buenas, por suerte no todo ha sido enfermedad en este tiempo, sin dudas el viaje a la Isla de Margarita, en Venezuela, que emprendimos en Agosto y del que hice un pormenorizado relato aqui:
http://casiloquedeseaba.blogspot.com/2012/08/nuestro-viaje-la-isla-de-margarita.html es el ejemplo más acabado de que la hemos pasado bien, dejame decierte de ese relato que quizás lo encuentres aburrido, porque lo pensé más como una guía que me mí me hubiese gustado encontrar antes de viajar y que obviamente no encontré, pero igualmente creo que puede llegar a tener una lectura bastante amena. Así que no voy a extenderme sobre eso, solo decir que será algo que no olvidaré nunca y que fue hermoso que lo hayamos hecho los tres juntos.

Pero hay más cosas que quiero recordar. No dejas un solo cajón sin abrir, lo mismo que las puertas, te divierte y creo que en cierta forma lo haces para probar hasta donde podemos llegar con nuestros retos. También te encantan los autos, tu tío fede se tomó el trabajito de ponerte al volante y ahora querés ser el conductor de todo aquello que tenga volante. También te gustan las persecuciones, vas a las risotadas por doquier pasando una y otra vez por debajo de mesas y sillas para esquivar a tus eventuales perseguidores.

Este tiempo ha pasado para nosotros organizando tu primer cumple y el bautismo que haremos conjuntamente, a las corridas luego de regresar de nuestro maravilloso viaje, pero eso será la próxima historia