lunes, 16 de julio de 2012

MIS DIAS CON MANUEL - 9 Meses

Siempre tengo la misma sensación cuando me siento a escribir esta especie de bitácora en la que se ha convertido el blog que te tiene por único destinatario; no se que poner, me siento decidido a contar todas las pequeñas cosas que nos maravillan día a día, pero a veces siento que para los demás quizás no sean tan relevantes como para nosotros. Inútil es intentar describir el gateo básico que hacés para desplazarte, descordinado, impulsivo. Muchas veces te vas hacia atrás sin proponértelo y aparecen tus berrinches ante el acto fallido, y tengo que decirlo, cuando te enojás te enojás. Tus gritos son tan estridentes que en general todo el mundo te concede los deseos por el solo hecho de no escucharte gritar o llorar, a más de uno le tenés tomado el tiempo; por mi parte quisiera creer que no, pero obviamente no soy palabra autorizada en ese sentido.
La cuna que te hice, que tan linda ha quedado, es más un adorno que otra cosa, por las mañanas, cuando estás con tu mamá, a los gritos pedís que te saque de allí, hasta que Noe se cansa y te libera, pese a que la cuna está llena de juguetes y diversiones. Y por las noches, aunque llegues dormido, ni bien tu cuerpo siente que se pone horizontal, si tus ojitos vivaces no nos ven cerca, comienza otra tanda de lloros y gritos, por ende, con todo el cansancio del día a cuestas, te traemos a la cama en medio de nosotros dos.
Tu mamá tiene el mal hábito de que ni bien te siente llorar o protestar, enseguida te da la teta para calmarte, cosa que es muy efectiva, por cierto, pero que se ha convertido en una situación que hace que te despiertes a cualquier hora y clames enseguida por la atención de tu madre