jueves, 8 de diciembre de 2016

Confieso que he trabajado (carta para Manuel)

Quería contarte de mis trabajos, un poco por esto de dejar escritas mis memorias, pero también para que me conozcas más, sin importar el tiempo en el que decidas hacerlo.
Recuerdo con mucha alegría el primer "trabajo". Mis viejos, para intentar salir de ese hogar pobre de futuros, pusieron una rudimentaria tienda en lo que sería el comedor de esa casa que la mitad era de paredes premoldeadas. Y les fue bien, en la periferia no había mucho para elegir, asi que se corrió la voz pronto y comenzaron a aparecer clientes, movidos también por los precios bajos de las prendas compradas a mayoristas en el Once. ¿Como era ese primer trabajo? Bueno, seguro hoy parecerá poco, pero para nosotros fue algo magnífico. Llegaban las fiestas y comenzó a afluir gente al negocio, tanto que había cola bajo el calor sofocante de Diciembre, así que nuestro primer trabajo fue repartir jugo preparado en jarras a la gente que esperaba por ser atendida, recuerdo estar exultante contando la cantidad de personas que hacían la cola y que inevitablemente pagarían por sus compras y viviríamos una navidad como nunca antes.
El negocio creció y yo también, pero seguía siendo un niño, y cuando quise acordar estaba detrás del mostrador vendiendo ropa, mercería o cosas sencillas bajo la mirada de mi vieja que se desdoblaba a destajo para atender el negocio y la casa.
No hacía mucho que había mudado los dientes de leche y ya iba a la casa de los clientes a cobrarles o recordarles que debían pagar sus créditos, recuerdo haber regresado contento y triste mas de una vez, según como se diese la tarea.
Mi viejo, un emprendedor de aquellos, fue por más y a mis 10 u 11 años, ya teníamos 3 negocios sin que él haya abandonado su trabajo en el ministerio, la tienda junto a nuestra casa, un kiosco sin muchas pretensiones a cinco cuadras de casa y uno de los primeros polirrubros de la ciudad en el centro. Todo un desafío familiar. En el centro mi viejo y mi abuela, en casa mi mamá y en el otro, yo y a veces mi abuela también. Recuerdo como en el verano me iba temprano con una conservadora colgada al hombro llevando los cubitos hechos a la noche para poder ofrecer bebidas frescas.
Llegaba, hacía los pedidos (tenía una chequera firmada para pagarlos) y poco después del mediodía me volvía a almorzar y dormir una siesta. Luego por la tarde otra vez volvía con la conservadora de telgopor y ya me quedaba hasta que a la noche me iba a buscar mi papá o mi abuela; claro que eso fue solo el verano, luego las clases cambiaron todo y no recuerdo mucho como fue la organización, si se que vendió esa casita del kiosko y "solo" le quedó el polirrubros y la tienda.
En séptimo grado comencé a trabajar en el centro, con mi abuela y continuamos aun cuando estaba en la secundaria, al menos por un par de años, pero en algún momento el alquiler se hizo insostenible y hubo que cerrarlo, así que salí a buscar trabajo, bah, en realidad el trabajo me vino a buscar a mí. Varios mayoristas me ofrecieron enseguida para trabajar con ellos, pero como la secundaria era doble turno era muy difícil. Así que comencé a trabajar en una zapatería por 5 interminables años, la zapatería El Sol, en calle 12 y 57. Los dueños eran de la peor madera, malos, avaros y avarientos, una pesadilla. Mientras tanto, en la escuela aprendía distintos oficios y habilidades, así fue como comencé a vender en algún momento precarios faroles de hojalata, en el medio también vendí pirotecnia y productos de panaderías gracias a un par de novias que se dio la casualidad que trabajaban en panaderías. También trabaje en un radio, fui a probarme en la locución, una vieja pasión irresoluta y terminé como operador de piso por casi dos años, no había paga, solo cosas que acercaban los anunciantes, pero era muy divertido y mágico y yo me lo tomé muy a pecho y con responsabilidad, no falté nunca, recuerdo que hacíamos "La noche de Fm Sur", la estación era una de las primeras FMs de la ciudad y tenía una vasta audiencia en la zona.
Termine la secundaria y comencé a trabajar en Turismo La Plata, gracias a la mediación de mi amigo Páblo, donde hice de todo, administración, ventas, promoción, mantenimiento, de todo realmente. En el medio, gracias a mis conocimientos, hacía todo tipo de reparaciones de electricidad que me permitían ganar algún mango extra, aunque el comienzo de la facultad cada vez limitaba más la posibilidad de trabajo. En algún momento, aprendí a cambiar disketteras de las computadoras, algo que seguramente tendrás que buscar en la red para saber de que se trataba, y lo ofrecía junto a la limpieza del software y así andaba con un conjunto de disketes con el DOS, el Windows y un par de utilidades, era un técnico en pc, lo cual no era del todo exagerado, era Técnico en Electrónica y estaba dando mis primeros pasos en la facultad como analista de sistemas. Siempre hacía algún trabajo extra de electricidad y cosas afines, como poner algún teléfono, cualquier cosa con tal que me ingrese un dinero extra, aunque no siempre hubieron cables de por medio, bien recuerdo haber pintado alguna pared y cosas por el estilo.
También fui guía y coordinador con lo cual casi que perdí los fines de semana, pero bueno, era trabajo, y ya que hablo de cosas sueltas, he sido columnista en el suplemento dominical del Diario Hoy, y en la revista de A.C.L.HO, en Los Hornos.
Luego de 5 años en Turismo, por esas cosas de las empresas, me avisaron que ya no me podían tener de empleado, los empleados siempre suelen ser las variables de ajuste, así que luego de muchos años me vi desempleado, bah, quizás no sea ese el término, no tenía más patrón, pero seguí trabajando haciendo mis cosas de siempre, pero ya le había sumado reparar computadoras, y alguna de las primeras alarmas domiciliarias que  instalé lo hice por esa época. Sin despegarme del todo del turismo, estuve ofreciendo viajes de estudio y planes en tiempos compartidos con poca o nula suerte. Casi un año estuve así, hasta que comencé a trabajar para un gallego estafador dueño de una cadena de locales de video juegos, en donde hice literalemente de todo, comencé limpiando la mierda que los perros dejaban en el taller y terminé a cargo de los tres locales que tenía en La Plata. Fueron diez largos años, mal pago, mal reconocido y siempre con miedo a quedarme afuera en un país que se estaba cayendo a pedazos y solo luego del 2003 comenzó a dar visos de recuperación real. En el medio incorporé la fotografía como trabajo, le sacaba fotos a un jardín maternal de una amiga, todo muy profesional como siempre, también hacía conversiones de formato, pasaba las cintas de video a dvd y antes había vendido cds con compilados de música, tambíen me había comprado una de las primeras cámaras digitales y conseguí un proveedor de llaveritos de plástico, así que andaba por el salón de video juegos ofreciendo las fotitos en llaveritos casi de inmediato, hasta tenía la impresora allí. También desarrollé un par de máquinas basadas en computadoras, unas fonolas que reproducían música en mp3 y videos digitales, y también unas enormes máquinas de baile que eran muy famosas en esa época. Una de las fonolas la tenía trabajando para mí con lo cual tenía un ingreso extra constante, aunque variable, claro.



Con todo esto obviamente algo de dinero pude ahorrar y con tu mamá comenzamos a hacer nuestra casa, por ende me transformé en plomero, gasista, albañil, herrero y todo lo que hacía falta para completar la casa. En el 2007 me fui al fin de ese infierno. Me hicieron una propuesta en un negocio de electronica y por primera vez pedí yo cual sería mi sueldo y como aceptaron, comencé con el pie derecho, duró un año, trabajaba casi todo el día, como el sueldo por primera vez era bueno, o relativamente bueno, los trabajos extras casi desaparecieron, sin embargo el negocio no prosperó y nuevamente me despidieron luego de poco más de un año. A partir de allí comencé a trabajar nuevamente solo por mi cuenta, incorporando siempre nuevos conocimientos, es cierto que en el interín trabajé con Federico en el estudio contable, pero siempre fue como un trabajo secundario a la espera de estar firme en mi trabajo independiente, así que al poco tiempo ya no tuve más jefes.
Pero mi historia no terminará aquí seguramente, ya me he preparado para actuar como Productor Asesor de Seguros y seguramente el año entrante estaré dictando clases en alguna escuela técnica que tanto amo.
La cultura del trabajo es algo importante, pero es mas importante creer que uno puede hacer todo aquello que se proponga, si tienes un jefe, un patrón, no necesariamente tiene que ser negativo, yo he aprendido de todos ellos, lo bueno para repetirlo y lo malo para desecharlo, no dejes que nadie te robe tus sueños, ni mucho menos que quieran hacerte creer que algo no está a tu alcance, a esta altura creo que solo el trabajo que te hace feliz es el que termina prevaleciendo, encontrarás seguramente mil que te darán más dinero, pero no todo en esta vida es plata, lo poco o mucho que tengo, que construí, lo he realizado desde el esfuerzo y no me arrepiento, obvio que quiero que no tengas que sacrificarte tanto como yo lo he hecho, pero el trabajo siempre será reconfortante y espero que ese sea también mi legado hacia vos como en su momento lo fue conmigo las enseñanzas de mi viejo.