viernes, 13 de abril de 2012

MIS DIAS CON MANUEL - 7 Meses

Creo que esta es la ocasión más rara en la que escribo, estoy en la cama con vos a mi lado, empecinado en destrozar una revistita barrial, moviéndote de aquí para allá, a los gritos, babeando todo por culpa de esos dientes que siguen apareciendo y te tienen a maltraer, claro que cuando la revista ya es historia, vos ponés toda tu atención en tratar de alcanzar mi notebook para darle duro a las teclas, tal como ya te he dejado hacer y ahora no puedo impedirlo.

Quería contar cosas que pasaron desde tus 6 meses en adelante, porque cambiaste mucho, demasiado quizás. Primero, algo que no me puedo olvidar, fue la cantidad de vacunas que te pusieron y te hicieron llorar y estar afligido por varios días, olvidando en algún rincón esa sonrisa franca que cautiva a todos, ahora ya estás de lo más normal, pero esos días no eras vos, solo eras una mueca triste de tus días. También me ha pasado que te estás poniendo grande muy a prisa, demasiado, los otros días hicimos un viaje a Monte Hermoso, para un cumpleaños de 15, vos estabas hermoso con tu cabecita recién pelada por mí. En nuestra estadía te llevé a pasear por el centro costero del lugar y como siempre, se me acercó un par de señoras ignotas para felicitarme por la criatura, elevándome el ego hasta niveles poco decorosos. Allí me di cuenta que en realidad, siempre que te llevo a algún lado voy pendiente de que dicen, porque me he acostumbra a que la gente hable a mis espaldas de lo lindo que sos, primero me daba un poco de verguenza, pero ya me he acostumbrado y la verdad, es que deseo que todos brinden sus loas por vos. Ya me vas a entender a su debido tiempo lo que se siente escuchar a la gente hablar de tu hijo, y cuando digo gente, no me refiero a nuestros amigos, familiares o conocidos, no, hablo de esa gente desconocida que te ve tan lindo que no puede contenerse en venir a decirme  lo espléndido que estás; pero ya son siete meses, me cayó la ficha, pronto dejarás de ser un bebé, la gente no me palmeará la espalda, ni dirá nada que me ensanche, espero que la vida me deje enseñarte cosas para que cuando vuelvan a mencionarte, la gente te aprecie por tus acciones, pero aun falta mucho, aunque mirándote de reojo, ahora que te has dormido a mi lado, cansado de luchar con la revista, me parece que mis temores están a la vuelta de la esquina.