Pido especial atencion
a todos ustedes, los presentes
ya que es propicia la ocasion
y ahora mismo hay tanta gente
como no se improvisar
es que empezado a leerles.
hace un largo tiempo ya,
en una ciudá de polvo y viento
en los cimientos de un hogar,
alli mismo empezó este cuento.
Macho por definicion
y argentino, por naciemiento,
rara mezcla de princesa
y buen mozo marinero.
Llorando entró a la vida
en aquella habitación,
regando a todos en emocion
como señal de bienvenida.
La niñez te llevó al galope
de un destino para el otro
y así en tu camino potro,
te hiciste duro pa los golpes.
La inocencia se te fué,
como a todos, no se evita
y fué así que la pubertad
te agarró llorando a Evita.
Fue el paso en la facultad
la era del amor,
cuando te embriagó aquella flor
que hoy llamamos mamá.
Y ya no importó ni la edad
de aquella india que reía
y cuando recien despuntaba a la vida
llevaste el polen a su panal.
Y al verla tu corazón latía
y le cuidaste siempre fiel;
hasta que de mañana fué,
que la abeja reina te dió su miel,
poniendo al contacto de tu piel
dos retoños que acababan de nacer.
Fue duro duro el empezar,
como casi todas las cosas,
son muy pocas las personas
que viven caminos de rosas.
Pero a vos se te hizo mas dificil
por elegir siempre ser nuestro roble,
antes que saberte mimbre,
por optar por lo dificil,
que a veces suena a imposible;
por conformarte con lo justo
por sobre lo holgado,
por defender al justo,
si es que era acusado.
Se te hizo dificil viejo,
como dificil es no recordarlo,
yo iba al mejor colegio
y nuNca vi vacio el plato,
vos tenias tres laburos;
es dificil olvidarlo.
Yo te admiro viejo,
pero tanto, tanto, tanto,
que llegué casi a los cuarenta
para poder gritarlo,
para decir que se me hincha el pecho
cuando cuento tu legado
yo no me jacto de mi vida
pero me ufano de tenerte a mi lado,
se me hace duro el camino,
tratando de copiar tu paso
y se que estará en mi destino
los rumbos que has trazado.
Mi flor crecerá a la sombra
del mojón que has plantado
y será el tutor al que asirme
cuando me sienta quebrado.
Quien me escucha hoy asiente,
no les miento ni exagero,
saben todos ustedes, los presentes,
que mi sentir es sincero,
que no es rima de prosa
ni algo pasajero,
que ni aun el tiempo inclemente
apaga en algo este fuego por eso,
querida gente y con esto me voy despidiendo,
de pié, y que sea bien fuerte. Venga ese aplauso pá mi viejo¡
