sábado, 8 de diciembre de 2012

MIS DIAS CON MANUEL - 13, 14 Y 15 Meses

No exagero, ya han pasado todos esos meses. Escribo esto mientras estás rendido a mi lado, durmiendo esos sueños que te pintan sonrisas en la cara, cansado de haber estado todo el día de joda. Te miro mientras tu calor se suma a mi calor y ambos traspiramos sin distinguir de quien es el sudor, y mientras escribo mirándote, me doy cuenta de eso que siempre siento que me falta por escribir, creo que nunca menciono lo feliz que soy de tenerte a mi lado, o quizas si lo digo, pienso que no tiene la fuerza que debería tener, incluso ahora, que al final ya está plasmado, me parece vacio, que no expresa lo que deseo decir, pero por otro lado, no encuentro palabras que lo definan mejor. Soy un hombre feliz, por vos, gracias a vos. No obstante, leyendo esto se que en realidad no tengo otra manera de describirme, la felicidad es una palabra poderosa, es un estado poderoso, sabrás enseguida si sos feliz. Yo te veo feliz, alegre, pleno. ¿Que más puede pedir un padre? Quizás cuando me leas te suene aburrido, seguramente eso dependerá del momento de la vida que atravieses, cuando te toque pararte de mi vereda, seguramente me vas a entender mejor, si es antes, no te preocupes, solo intentá sonreir, quizás como una reminiscencia de esa sonrisa que se anda desparramando por doquier y nos tiene a todos cautivados por ahora.




Es imposible comentar todos tus avances, poco a poco hablamos un idioma que por tu lado se limita a monosílabos y sonidos inentengibles, sin embargo, a pesar de esta babel particular, nos entendemos a la perfección, sos muy inteligente y yo he aprendido a ser paciente. No hay cajón o puerta que queden cerradas, te encanta sacar todo aquello que hay adentro y desparramarlo por la caja, claro que también tenés tu lado opuesto, y con prestitud tomás todo aquello que desparramaste y le das un orden propio, así junto a medias y splips aparecen zapatillas y lapiceras. Te encanta viajar. cualquier berrinche se acaba cuando se abren las puertas del auto y por suerte, como te hemos acostumbrado desde el primer día, no opones reparos a la hora de ajustarte los cinturones que te aferran a tu sillita.




Todo este tiempo, he tenido muchisimo trabajo, termino muy cansado, y me da bronca, pero no tengo muchas otras alternativas, o quizas no las aprendí a encontrar. Pero por suerte, tenemos el Domingo. El Domingo es nuestro, todo nuestro, no hay nada ni nadie que se nos interponga, ese es el día marcado para nosotros y trato de aprovecharlo en cada minuto y veo (o imagino) que a vos te gusta tanto como a mi.




Claro que como siempre me quedan mil cosas por decir mientras me imagino como será esta primera navidad en la que dejarás tu huella, pero la noche ya es noche y el cansancio de las semanas de arduo trabajo me pasan factura y ya no se que más poner ni tengo las fuerzas para seguir adelante. Solo quiero despedirme diciéndote que te amo (otra palabra poderosa)