viernes, 19 de agosto de 2016

UN largo pasillo Celeste

Otra etapa más. Impecable. Celeste y blanco como esa bandera que al fin de cuentas te ha dado el nombre. Nos diste el beso en la puerta y sin mirar hacia atrás te sumergiste en ese pasillo que hoy me pareció infinitamente más largo. Te seguí los pasos como aquel que sabe de antemano que no podrá alcanzarte y te encontré riendo en un nuevo salón adornado en números, colores y formas que serán desde hoy tu nueva compañía. Sabés que soy inmensamente feliz al verte reir, pero por esas cosas del egoísmo, esperaba que no te fueses tan rápido, corriendo por ese pasillo que ya te he dicho que se me hizo muy largo. Al pestañar te vi de amarillito, todo un pollito que se aventuraba riéndose de nuestros temores, porque si, tengo miedos, muchos. Miedos que no sabían que existían, algunos se me borran con solo sentirte reir, y eso es algo que pasa tan a menudo que ni doy cuenta de ellos, pero también tengo miedos que me pesan y viajan conmigo, ni vale la pena que los cuente, aquí y ahora que tan feliz y tan celeste te internaste en una salón olvidándote que estaba afuera, estoy seguro que cuando seas padre me vas a entender. Ayer hojeaba un par de álbumes con tus fotos de no tanto tiempo atrás, gordito, lleno de vida, atrevido, dispuesto a regalarle una sonrisa a quien ni siquiera te la pida, y hoy te ibas, por ese pasillo, que creo que ya te he dicho cuan largo es, rozagante, tan pleno de vitalidad que por un instante no existieron dolorosas partidas. Ahora es de noche, llueve, tan solo por llover y molestar, porque esto no durará mucho y el calor seguirá igual, hay algunas gotas que golpean más fuerte la chapa, pero no llueve más fuerte, son solo gotas que han decidido viajar juntas, nada más. A mi no me ha visitado el sueño, asi que tomé mi máquina para esta comunión con la escritura, que espero compartamos algún día, y al verte tan largo en una cama que te hice parece ya hace mucho tiempo, vi que tus días en esa cuna tenían un fin, que tu piecita no admite dilaciones y que por sobre todas las cosas voy a tener que acostumbrarme que cada mediodía te voy a ver partir por ese pasillo, que, no se si te lo dije, hoy se me ha hecho más largo todavia