miércoles, 17 de julio de 2013

Nuestro viaje a Europa

Esta vez no voy a dejar transcurrir tanto tiempo para hacer mi relato del viaje. Por un lado, claramente este es más extenso, pero por otro, gracias a las experiencias previas, como han sido:


creo saber más que es lo que deseo colocar y que cosas omitir. Como siempre, que nadie espere un relato pequeño. No es mi estilo ni mucho menos es la idea que me mueve al escribir, como siempre, pretensiosamente, me gustaría que sirviese de guia para alguien, así que sin más preámbulos vamos al viaje!

Nuestro viaje a Europa - A modo de preámbulo

Si ya han leído http://casiloquedeseaba.blogspot.com.ar/2012/08/nuestro-viaje-la-isla-de-margarita.html  ya sabrán entonces de mi condición económica, la cual no ha variado mucho que digamos. No se bien a ciencia cierta cuando se comenzó a gestar en mí la idea del viaje, creo que era hasta ayer nomas cuando lo veía tan utópico que pasaba a ser una de esas cosas que uno haría cuando se sacara el prode. Lo cierto es que en algún momento la idea de irnos al viejo continente comenzó a sonar con fuerza en nuestras cabezas. Para ello concurrieron una serie de hechos no menos notables, por un lado, haber conocido a Vanesa (la "gallega"), la ex-señora de Elio, que Noella, mi señora tuviese un gran amigo en Suiza, y que me haya ido bastante bien en el trabajo. En principio el viaje era bastante simple. Una semana en España, más precisamente en Murcia, como huéspedes de Elio y Vanessa, pero Elio se marchó y la cosa cambió. Por otro lado, ante el valor de los pasajes, era una pena no intentar conocer algo más, así que se agregaron unos días en Roma (el sueño de Noe) pensando en ir con algún vuelo low-cost que tanto abunda por allí, pero resulta que Noe ha forjado una gran amistad con una cubana que vive en Italia, así que en definitiva, el viaje terminó siendo así.

Día 1. Salida de Ezeiza rumbo a Roma
Día 2. Llegada a la ciudad eterna. Alojamiento.
Día 3. Salida temprano en tren rumbo a Capalbio, en la Toscana, para conocer a la amiga de Noe y regreso a Roma.
Día 4. Citytour por Roma en un bus turístico.
Día 5. Partida en tren de alta velocidad rumbo a Milano. Alojamiento y recorrida por la ciudad.
Día 6. Excursión al Lago de Como.
Día 7. Partida en tren rumbo a Laussanne, en Suiza.
Días 8,9 y 10. Estadía en Suiza en la casa de Martín.
Día 11. Partida a España. Llegada a Murcia.
Días 12, 13, 14, 15 y 16. Murcia.
Día 17. Partida a Madrid. Llegada
Día 18. Citytour.
Día 19. Regreso a la Argentina.
Día 20. Arribo y fin!

Ese era el itinerario a cumplir y para ello debía tener presentes varias condiciones a cumplir. Primeramente debimos hacer toda una ingeniería financiera que nos permitiese comprar los pasajes en cuotas, por ello terminamos decantándonos por Aerolíneas Argentinas, que. sin ser la más económica, me ofrecía el pago en 12 cuotas sin interés, y detalle no menor, al ser una empresa local, no estaba alcanzada por el recargo del 20% a las compras en el exterior, cosa que si ocurría por ejemplo con Air Europa, aun cuando los pasajes los adquiriese por Despegar.com. Otra premisa, para evitar sustos, era llevar la mayor parte de las obligaciones pagas. Con eso en mente, estuve desde febrero hasta pocos días antes del viaje, en un ida y vuelta de e-mails para consultar condiciones y lograr los mejores precios, además de estar investigando sobre los lugares a los que nos íbamos a dirigir. Así llegamos al día 01.


Día 01. Partida


Como siempre, los nervios por sobre todas las cosas. El vuelo salía tarde 22.35, por lo que salimos de una lluviosa La Plata a las 16.30, dando por descontado que en la autopista no encontraríamos contratiempos. Llegar a Ezeiza fue tan sencillo como siempre y con nuestra experiencia previa a cuestas no nos fue difícil ir al mostrador de AA para hacer el check in. Para nuestra sorpresa, lo iniciaron 4 horas antes, de manera muy previsora, ya que el vuelo saldría completo y, al haber llegado temprano, lo hicimos sin demoras. Nos despedimos enseguida de nuestros familiares que nos habían llevado, de manera tal de hacer aduanas rápido, y en efecto fue muy rápido el proceso y nos estamparon el primero de los sellos de nuestros pasaportes flamantes de reciente confección. ¿Manuel? Hasta ese punto se podría decir que iba tranquilo. Claro que esperar quieto en la sala de preembarque no es su mayor virtud y a los pocos minutos andaba corriendo como un loco por todo el lugar haciendo las delicias de la gente que lo veía pasar con su sonrisa a cuestas, mientras nosotros nos turnábamos para ir tras él. Como siempre entablamos conversaciones con desconocidos gracias a su habilidad para hacer relaciones con su desparpajo. Una cosa que quiero hacer notar, es el robo que te hacen en la cafetería del preembarque. Que pagues por un chicle, dos mediaslunas y un agua unos 50 pesos es una locura, pero es la única alternativa una vez que estás en ese sector y no fuiste lo suficientemente previsor de comprar eso antes. Los minutos corrieron lentos una vez más, pero al final llamaron para el abordaje, y como siempre la gente se amontonó frente al mostrador pretendiendo ser los primeros para vaya uno a saber que cosa. Nuevamente por Manuel, nos permitieron ascender con prioridad, algo que extrañaremos a medida que crezca, más que nada por el amontonamiento que se produce para el viajero sin prioridad.
Cuando ingresamos a la aeronave me desilusioné, a pesar de la propaganda oficial, el avión no era nuevo, ni siquiera tenía las pantallas individuales, las películas se proyectarían en unas pantallas y en definitiva no se proyectó ninguna, lo bueno, para mí, era que me habían asignado la fila 14, la que está antes (o después según como se lo mire) del baño, y mi asiento quedaba justo a un costado, por ende no tenia nada frente a mis piernas y las podía estirar a gusto, los otros dos asientos de esa sección del medio lo ocuparon dos personas mayores, un hombre y una mujer, muy amables y atentos con Manuel, el hombre, en cierto momento, conversando, me hizo acordar a mi viejo, cuando se definió como "Perón, Gatíca y Boca" al contrario de su mujer que era "Balbín, Prada y River".

El servicio de a bordo era correcto, un catering justo y el muchacho que nos atendió por nuestro pasillo, muy amable, todo lo contrario a la mujer del otro pasillo, a la que le venía todo mal y en un par de veces retó a los pasajeros, con o sin razón, por cosas nimias, sobre las que bien podían haber dado una recomendación o una advertencia; una pena que la gente que trabaja allí no se ponga las pilas en el trato con las personas a las que deben atender, me imagino que más de uno se queda con una imagen negativa de la empresa gracias a una mujer que tiene un mal día.

Para que no extrañe, volvimos en el tiempo al momento de las indicaciones de seguridad, con los asistentes de vuelo mostrando los procedimientos con su movimientos exagerados pero claros, después de la última indicación ya no hubo tiempo para más y el avión aceleró para devorarse la pista y comenzar a ascender en medio del frío y la lluvia molesta si mayores sobresaltos.


El viaje no tuvo mayores novedades, muy poca turbulencia sobre el mar y nada más. Manuel anduvo un poco inquieto y se despertó un par de veces clamando por tomar la teta de su madre, lo que hizo que Noe no tuviese el mejor de los viajes, pero era algo esperable, dados los hábitos de Manuel.


Día 02 - Llegada a Roma


Llegamos a Roma, a Fiumicino alrededor de las 17hs (hora local); nos aguardaba un aeropuerto enorme. Me llamó la atención que no hubiesen disponibles carritos para nuestro equipaje de cabina, máxime teniendo en cuenta, que deberíamos recorrer un largo trecho hasta llegar a nuestras valijas. En migraciones no hubo demoras ni problemas, sin embargo me pareció que no estaba convenientemente señalizado, es más, al salir de allí, debimos andar preguntando a donde dirigirnos por nuestras maletas. Aquí en el medio, tuvimos la primer pequeña complicación, pero que me sirve de pié para aclarar algo. Como toooodos saben, hay severas restricciones para obtener divisas extranjeras, por eso quiero que sepan que pienso, en especial para aquellos que no me conocen y dejen sus comentarios aquí; no pienso que esté mal que haya un impuesto que grave las operaciones en el exterior, aunque claramente me perjudica no me considero el ombligo del mundo, creo que todos sabemos que el dolar oficial está muy por debajo del real valor del mercado (tampoco la estafa del dolar "blue"), así que me parece que no es muy ético pretender que el estado (la sociedad, en fin) me subvencione un viaje al exterior. Habiendo fijado posición, que obviamente no tiene porque ser la correcta, pero es la mía y es tan respetable como la suya que opina diametralmente opuesto, sigamos. Desde Argentina salí sin dinero extranjero, con la excepción de unos verdes comprados a los arbolitos y solo 100 euros que eran el regalo de casamiento de unos amigos que visitaríamos en Suiza. En el trayecto por nuestras valijas dentro del aeropuerto nos encontramos con una casa de cambio y traté de comprar euros con mi tarjeta de débito (había dejado depositados pesos en la caja de ahorro a tal fin), sin embargo el sistema rechazó la operación, no me hice muchos problemas, aunque obviamente algo me preocupé, sin embargo al tener una tarjeta de crédito internacional con suficiente margen para mover en Europa sin sobresaltos, solo fue un inconveniente que me obligó a desprenderme de mis preciados verdes para obtener euros, lo cual obviamente no me favoreció, toda vez que la ingeniería cambiaria involucraba dos comisiones, téngalo en cuenta.

Luego de hacernos con unos cuantos euros, seguimos el largo recorrido hasta llegar a un sector en el cual se puede (se debe) tomar un pequeño tren que nos lleva por el aeropuerto a buscar nuestras valijas en los carruseles, llegamos cuando el carrusel ya estaba girando y prontamente nos hicimos sin dramas de nuestras valijas.


Inmediatamente desde allí te diriges a la salida previo paso por la aduana, sin embargo, nosotros optamos por el sector que decía "nada por declarar" y a pesar de ir con un carrito que rebalsaba con nuestras cosas, pasamos frente a los gendarmes sin que nos parasen. En el hall de salida nos esperaba el chofer del servicio de transporte que habíamos contratado previamente desde Argentina para llegar tranquilos a nuestro hotel con todo el valijerio a cuestas y fue una opción muy acertada, tengan en cuenta que un taxi te cobra una tarifa fija al centro de Roma de 48E, en esta página les dan todas las opciones posibles: http://www.audioguiaroma.com/aeropuerto-fiumicino-roma.php y a nosotros nos salió 50, con una persona que nos esperaba, el servicio lo sacamos de una página de internet (http://www.disfrutaroma.com/traslados/) , solo tuvimos que abonar una reserva de 8E y al chofer le abonaríamos el resto, y en efecto así fue. Nos esperaba un enorme Mercedes Benz familiar que obviamente no tenía muchos muchos problemas en acomodar nuestras pertenencias. El conductor si bien no habla español, tal como lo prometía el anuncio, se hacía entender tal como nosotros, y nos fue explicando las diferentes cosas que nos aparecían en el camino. El hotel lo habíamos elegido teniendo en cuenta que debía estar cerca de la estación de trenes (Roma Termini) ya que nos íbamos a movilizar en tren a Capalbio y luego a nuestra partida a Milano, además debería tener wifi gratis, de manera de poder comunicarme economicamente gracias al Skype instalado en mi celular, sin necesidad de activar los datos en roaming que tan caros son. El Hotel en cuestión era el Termini B&B que adquirimos muy económico en Despegar.com.ar. Al llegar, en realidad no habían rastros de hotel alguno, solo unas cuantas pizzerias y restaurants pequeños debajo de edificios viejísimos como toda la zona. Un cartel nos indicó que la pizzería era el mismo hotel. El dueño o encargado nos atendió prestamente, nos indico que el desayuno se servía en un barcito a media cuadra de allí y cogió unas llaves y nos indicó que lo siguiéramos. Debo confesar que en este punto sentía interiormente que me había equivocado con la elección, la zona parecía decadente, y el hombre este nos condujo a un viejo edificio a la vuelta del  restaurant y nos hizo ingresar. El lugar parecía más bien una pensión, pero cuando abrió la puerta de nuestra habitación, por suerte quedamos sorprendidos gratamente, todos los servicios, todo remodelado y el aire acondicionado funcionando para recibirnos con una temperatura agradable. Luego me enteré que Noe también pensaba lo mismo, pero ninguno de los dos dijo nada para no preocupar al otro.

El día no daba tiempo para nada más que bañarnos, acomodarnos en la habitación y salir a recorrer un poco el lugar, la terminal de trenes, que estaba a una cuadra y media, y pocas cosas más. Vale aclarar que como siempre, la zona de las estaciones no es de la más pintoresca, pero en general no era tan fea como parecía, lucía más bien bohemia y en contraprestación a la falta de modernidad, se encontraban precios mucho más baratos, por caso, en el mencionado restaurante del hotel, es posible acceder a una cena o almuerzo muy completo de dos platos, bebidas y un postre sencillo por 15E, en toda la zona hay alternativas similares. Para los interesados, en el Mc Donalls de la estación, un combo mediano sale 7E y realmente no representa la mitad de lo que podés comer con un menú como el que mencioné antes.



Día 03. Capalbio

Seguimos. Generalmente, quien desconoce, como nosotros, adquiere sus pasajes en tren mediante el sitio raileurope.com , lo cual no está mal, hasta te envian los tickets a tu casa, pero por lejos no es la opción más económica, nosotros, por consejo de una lectora de un blog, los sacamos directamente en el sitio de los ferrocarriles italianos, fsitaliane.it , donde los mismos pasajes se adquieren con promociones y precios muchas veces menor al 50% de lo que se consigue de otras maneras. Por nuestro caso, teniamos un servicio en un tren regional que nos llevaria a Capalbio en algo así como dos horas. Capalbio es una pequeñísima localidad en la entrada de la Toscana italiana donde vive una amiga de Noella. Llegamos y nos estaban esperando, inmediatamente nos llevaron a una pequeña playa vecina a la localidad, donde suelen veranear los habitantes de las inmediaciones, ese fue nuestro primer contacto con el mediterraneo, aunque no nos pudimos meter, dado que la caracteristica de nuestrsa visita de solo un día, no nos daba mucho tiempo, sin embargo, el lugar no podía ser mejor.




Desde allí nos fuimos raudamente por unos caminitos pintorescos en medio de las montañas rumbo a la casa de Mileidys, allí nos recibieron con una comida espectacular. El lugar también es muy interesante, con calles serpenteando entre cuestas y casas desparramadas por la geografía. Luego, felices y con la panza llena nos fuimos a visitar una antiguo castillo de la zona, en cuyo interior hay una ciudad funcional, algo inimaginable, al menos para mí, sin embargo, entre sus murallas, toda una ciudad en miniatura se desenvuelve con normalidad, realmente vale la pena el paseo y ya no hubo tiempo para mucho más, había que regresar a la estación a tomar el tren de regreso a Roma, solamente nos fuimos a otra pequeña localidad cercana y allí pudimos caminar por las callecitas empedradas y pintorescas, sin embargo, el tiempo, tirano, no nos dejó mayor alternativa que emprender efectivamente el regreso.

Paseando por las murallas del castillo


Llegamos a Roma felices por la gente que habíamos conocido, con el estomago lleno de exquisiteses y la vista colmada de paisajes y lugares nuevos, no podíamos pedir más para nuestro primer día completo de vacaciones. Por la noche, y vale la pena mencionarlo, anochece muy tarde, tomamos una apetitosa cena en el restaurant del hotel y nos fuimos a la habitación cansados pero felices. Manuel en todo el día se comportó de maravillas, claro que en casa de Mile hubo que correr todo para alejarlo del alcance de sus manos y le derribó un par de artesanías que habían arriba de una mesa, pero por lo demás nada por reprocharle, a la noche, ya dormido, ni un ángel se le equiparaba.


Día 04. Roma

Martes. Este era nuestro día en la ciudad eterna. Ya teníamos desde antes de partir los tickets del bus turístico http://www.trambusopen.com/it/home.cfm, y algunos tips encima de viajeros con kilómetros de experiencia. El recorrido del bus se iniciaba justo a pocas cuadras del hotel, les dejo el recorrido y las paradas por si alguno quiere verlo, http://www.trambusopen.com/it/pdf/110open-feriale-new.pdf, de todas formas, uno puede iniciar y terminar el viaje donde más le plazca, nosotros, siguiendo recomendaciones muy acertadas, salimos desde Termini hasta llegar al Palatino, la parada se encuentra cerca del Arco de Constantino y por ende hay que caminar un poco para llegar a la entrada, pero era cierto el consejo de iniciar el tour desde allí, toda vez que la gente por lo general prefiere ir directamente al Coliseo, dado que es lo que más ha oído mencionar. La entrada que adquieres te sirve para los dos sitios, no se olviden que está uno junto al otro, casi. Allí dentro, solo se puede caminar y caminar, perderse entre los senderos y perderse en el tiempo. Es una experiencia única, creo que todo el mundo se termina preguntando sobre como habrá sido todo eso en su esplendor, sin mencionar que a las personas más técnicas como yo, la magnitud del desafío tecnológico resulta abrumadora. Puedes adquirir una audioguia muy molesta porque la debes llevar junto a tu oreja, creo que lo mejor sería conseguir algún tipo de visita guiada. Manuel se paseó por todo el predio metiéndose donde estaba vedado y corriendo a cuanta paloma u otra ave se le acercara. Sin embargo el calor era insoportable y los pocos árboles eran el refugio de cuanta persona andaba dando vueltas por el lugar, y más de una vez nos refugiamos con Manuel bajo la sombra. Desde lo alto, se podía observar como la cola por ingresar al Coliseo era realmente enorme, mientras que nosotros apenas si tuvimos 10 personas por delante.

el Arco de Constantino y el Colosseo vistos desde el Palatino

Visto el calor que hacía, seguramente hubiese sido provechoso iniciar la jornada bien temprano, pero bueno, igual el paseo era espectacular y se terminaba soportando el calor, aunque Manu caminaba cada vez menos y en algún momento se nos durmió y hubo que cargarlo, en parte por el cansancio de los viajes y los paseos y por otro lado por el desfasaje del sueño que nosotros mismos sufríamos y en realidad creo que nunca superamos del todo. Un consejo que no puedo dejar de dar, es que si van en verano, no olviden de comprar varias botellitas de agua para hidratarse, adentro nadie las vende y con mas de treinta grados no es buena idea deshidratarse. Con una panzada de historia a cuestas, volvimos a la parada y tomamos el bus nuevamente para ir hasta nuestro próximo destino, la Plaza San Pedro. El lugar estaba atestado de gentes, lo cual no impedía poder admirar la majestuosidad de las construcciones. La cola para ingresar a los museos vaticanos era de unos doscientos metros, por ende desistimos de ingresar y dejamos el intento para la tarde cunado nuevamente hiciéramos el paseo en el bus. Desde allí abordamos nuevamente para ir por la Fontana di Trevi.



Como siempre, y mientras Manuel lo permitía, íbamos escuchando el relato multilingue de la guía del ómnibus. En el trayecto nos quedamos impactados por el monumento Vittoriano, una imponente edificación en marmol blanco donde se le rinde homenaje al soldado desconocido y está dedicada a Vittorio Emanuelle , el primer rey de la Italia unida, o algo así. De no haber sido por el calor, o por Manuel que ya estaba fastidioso, recomiendo bajar a sacarse unas cuantas fotos. La Fontana está a un par de cuadras de la parada, pero no está muy bien señalizada que digamos, encima, para quien como yo jamás la había visto, resulta que la misma es la fachada de una construcción, mientras que yo me esperaba con una fuente en una rotonda o algo por el estilo. La fuente es bellísima, casi indescriptible, no guarda comparasion con nada que hubiese visto antes. Para cumplir con el rito, Noe se acercó y arrojó su moneda pidiendo volver a Roma algún día.



Como ya el sol era inclemente, buscamos un barcito donde sentarnos a la sombra y comer algo sencillo por almuerzo. En toda la zona es muy caro comer, por caso, pagamos dos paninis que son unos sandwiches, una cerveza y una gaseosa 30E. Un robo, sin servicio de mesa ni nada, pero bueno, que sirva como consejo, que no los sorprenda el messogiorno por la zona. Desde allí volvimos tras nuestros pasos en busca de la parada y tomamos el bus para completar el recorrido obviando los descensos, de manera tal de llegar rápido al inicio para volver al hotel a ducharnos y descansar algo antes de remprender el recorrido.
Por la tarde, ya frescos y algo descansados, volvimos a subirnos al bus y nos encaminamos directamente al Coliseo, sin embargo, pese a que claramente en los carteles decía que era hasta las 17:30 y había gente en su interior, las puertas estaban cerradas pese a que eran 17:10, sin embargo no se si tenía tantas fuerzas como para andar caminando por dentro, por ende no lo eché de menos, y si bien es majestuoso e imponente, me gustó mucho más, quizás por lo variado, el Palatino que el Coliseo. Seguimos viaje hasta la Plaza San Pedro que ahora si estaba casi vacía, dado que todas las atracciones estaban cerradas, pero si pudimos sacar fotos sin tener que andar recortando cabezas en el horizonte. De allí una vez más en el bus para completar el recorrido mientras el cansancio empezaba a cobrar forma en los tres y con Manu dormido en nuestros brazos se hacía difícil hacer otra cosa más que seguir el recorrido escuchando el relato. Además había algo que no podíamos dejar de lado, al otro día debíamos dejar Roma para salir en tren rumbo a Milano, y sin bien las valijas no las habíamos vaciado, obviamente habían cosas por volver a guardar y todo lleva su tiempo, no obstante, por una cosa u otra, no fue sino hasta las 22:30 que cenamos completamente cansados y con la piel rojiza por el sol de toda la jornada. Vale la pena destacar que los recuerdo los compramos en la zona del Termini, dado que era mucho mas económico que en cualquier otro lugar, y para variar, mientras le comprábamos de todo a un puestero, Manu se hizo con un Pinocho de madera que le regaló quien atendía.

Día 05. Milano

Milán o Milano, como quieran, bien podría haber sido algo que podría haber obviado, sin embargo, creo que como todos, mas de una vez sentí nombrar el Duomo de Milano, y solo por eso pensé en dejar dos noches de nuestro periplo en esa ciudad símbolo de la moda y la idiotez humana. Hay varios servicios que conectan a Roma con Milano, nosotros habíamos comprado uno cerca del mediodía de manera tal de poder hacer el check out con tranquilidad. Esa mañana desayunamos como de costumbre en el bar que teníamos asignado por el hotel teniendo la tranquilidad de tener las valijas ya preparadas. Previamente había consultado sobre el tema del horario y la modalidad del check out y la verdad es que no se hicieron mayores problemas siempre que te fueras antes de las 12hs, de hecho, las llaves, si no estaba abierto el restaurant, las podías dejar en la misma habitación, cosa que finalmente hicimos. Luego de desayunar, aprovechamos a ir por un pequeño mercado que se extendía por unas dos cuadras a pocos pasos del bar donde desayunábamos, pero no encontramos gran cosa ni los precios eran tan atrayentes para flacos bolsillos sudamericanos; ya al volver, el tiempo se había esfumado y con nuestras valijas en la mano, haciendo equilibrio con equipajes, bolsos y Manuel, caminamos las dos cuadras que nos separaban de la Terminal. Hay que resaltar algo. Si el tren dice que sale 12.02, saldrás 12.02; ni 12.01, ni 12.03, de hecho, en varios lugares ni te anuncian la partida por los parlantes, solo por los carteles electrónico. Nosotros viajábamos en la Frecciarossa, un tren de alta velocidad, y cuando digo alta, es realmente alta velocidad, llegamos a ir a 302km/h segun lo que indicaba la pantallita a bordo y apenas algo menos según el gps de mi celular, ¿Igualito al Roca, no? En fin. El viaje no podía ser más relajado, las butacas son cómodas y realmente pareces viajando en primera clase, incluso hay enchufes para los aparatos electronicos y si sos socio del frecciaclub, podés tener wifi gratuito durante todo el trayecto. En realidad no quiero seguir contando o voy a llorar sin consuelo. En el vagon comedor, por poco más de 20E te alzas con un par de paninis, unas papas y dos bebidas, y obvio, que como siempre, todo se puede pagar con la tarjeta de crédito o débito, a esta altura creo que los únicos Euros en billete que gastamos fueron para el chofer del auto de alquiler, algunas bebidas en la calle y no se si algo más, todo lo demás tarjeta; por ende a esa altura ya ni nos preocupábamos por el tema de que no te dejaran adquirir billetes en el país. En la terminal, sin sonrojarme compré una gaseosa y alguna golosina con mi tarjeta de débito.
Con la velocidad del tren, llegamos en un abrir y cerrar de ojos. La estación está bien en el centro de la ciudad, y el hotel que habíamos elegido, el Florida, estaba a solo unos pasos de la estación. Ojo que al menos en ese sector, las calles no están muy bien indicadas, pero viendo el google maps, con el street view, antes, uno ya tiene una idea muy precisa de hacia donde moverse si es que el gps no le funciona. El Hotel es muy lindo, amplio y limpio. Durante toda la estadía nos atendieron muy bien. Solo hay que pagar una pequeña suma que es un impuesto turístico de Milano, que en realidad también lo deberíamos haber abonado en Roma y no se porque no lo hicieron. El desayuno que teníamos incluido no era gran cosa, pero al fin de cuentas podías empezar la jornada con el estómago lleno.
Luego de sacar solo lo necesario para un par de días y asearnos, nos fuimos a pasear por Milano, por el centro, ya que al otro día teníamos previsto realizar una excursión al Lago di Como. Si bien tranquilamente podíamos haber ido a pié, despues de todo no era tan lejos, como la terminal estaba a solo unos pasos y frente a ella estaba una estación del metro, tomamos esta para llegar al duomo que es una de las paradas.


El Duomo es una obra maravillosa, y la galería Vittorio Emanuelle que está justo al lado, es algo de singular belleza también. No pudimos ingresar a la basílica porque consideraron que Noella mostraba demasiado y eso ofendería al Señor, claro que a Manuel lo dejaban entrar solo, pero se les crecían los colmillos mientras lo pensaban... ¡Después se quejan de como el catolicismo pierde lugar en la vida del hombre!

No lo voy a hacer muy larga, en las galerías, salvo que seas un millonario, solo vas a sacarte fotos, ni un cafecito puedes tomarte y hablando de "cafecito" no es una expresión antojadiza, en todo Italia no me sirvieron un café de más de tres dedos altura, ni que hablar del "ristreto" un intomable caldo negro espeso que te perfora el intestino, te lo cobran caro y son solo dos centímetros de café en un pocillo chico.

A la salida de la galería te encontrás con la plaza que te deposita en la Scala de Milán, el mítico teatro, pero obviamente su magia y encanto lo tiene por dentro, ya que por fuera no dice nada, es poco más que una caja sin gracia, casi que desentona en un contexto urbanístico muy elaborado con su arquitectura.

El paseo servía de excusa para ir a otra de las estaciones de ferrocarril de Milano, Cadorna, donde podíamos comprar un paquete turístico al Lago di Como, que había visto por internet pero no se podía comprar on-line, de todos modos, la estación estaba a pocas cuadras y se podía ir en metro o a pie. En la oficina de Trenord, donde debíamos adquirir los tickets, la verdad es que no me dieron ni mucha bolilla ni mucho menos me dieron información sobre el paquete, tan solo especuló sobre el horario de partida como para llegar a abordar sin contratiempos. Luego de eso emprendimos el regreso en metro haciendo combinación para llegar a Milano Centrale.

Esa noche cenamos a la vuelta del hotel que vendían comida árabe a unos 10E por cabeza y pedimos lo menos árabe del menú, mientras Manuel se paseaba por el respaldar del sillón o amenazaba con rajarse a la calle.

Día 06. Lago di Como

Buscando que hacer en Milano en tan pocos días, la verdad es que me había un poco desilusionado con las ofertas, o eran muy caras, o directamente precisábamos más días. Nos obstan, el que busca encuentra, y leyendo algo de información obtuve sobre el "Girolario" una excursión al Lago di Como, que combinaba el tren con el barco, les dejo el link:

http://www.trenord.it/it/free-time/girolario.aspx

Se trataba en definitiva de que te llevasen en tren hasta Como, de allí vas al embarcadero que está a pocas cuadras de la estación, y te llevan a pasear a lo largo del lago hasta una localidad que se llama Bellagio, luego desde allí te subes a otro barquito que te lleva por el lago de Lecco y te deposita en la ciudad homónima, donde puedes tomar el tren de regreso a Milano. Todo por 15E, muy atractivo, por eso fue que el día anterior fuimos por nuestros tickets, aunque hay que mencionar, que no te asignaban asiento ni nada en ninguno de los transportes. Los trenes a Como salen cada hora, por ende debes ver bien el horario de partida para poder tomar alguno de los servicios de botes disponibles, aunque si optas por el que sale a las 12hs, podrás tomar a bordo un almuerzo por unos 14e, cosa que obviamente teníamos en mente hacer y en efecto hicimos. Lamentablemente nos retrasamos un poco con el desayuno y eso provocó que perdiésemos el tren que teníamos planeado tomar, eso solo nos imposibilitaría recorrer Como, que me habían dicho era muy pintoresca, pero ya no teníamos alternativa, llegamos a Cadorna con el tren recién partido. por ende tuvimos que esperar por una hora corriendo a Manuel por toda la estación, sin dar muestras de cansancio. El viaje fue corto y cómodo. Nos ubicamos en la parte alta del vagón y fue para los dos la primera vez que viajábamos en un tren así, de doble planta, nada del otro mundo, pero si distinto. Tal cual lo dicho, llegamos con lo justo para subirnos al barco de las 12hs. Al subir tenes que hacer la reserva de la mesa si querés tomar el almuerzo, no hay muchas, pero tampoco se llenaron, tengan en cuenta que en realidad, la excursión hace uso de transportes regulares, que van parando en diferentes localidades, por ende muchas personas ni saben que era eso del Girolario y solo estaban viajando para llegar a destino.



Una molesta lluvia amenazó en todo el día con arruinarnos el paseo, sin embargo, salvo la necesidad de un paraguas y la molestia, no era tan intensa como para arrepentirse de salir. El lago es muy extenso y bello, hay paisajes muy lindos pero que no son mejores que los que puedes encontrar en el sur argentino, solo son distintos, eso si, las construcciones en las orillas son muchas y la mayoría de muy buen gusto, no por nada las estrellas del jet set y varios garcas eligen ese lugar como sus residencias de verano. Cerca de las 2 de la tarde llegamos a Bellagio, una pequeña aldea, muy pintoresca con sus calles empedradas. El paseo se hizo un tanto complicado por la lluvia y por la hora no había muchos locales abiertos donde sentarse o los que habían te cobraban por respirar. Tampoco habia kioscos o cosas por el estilo, por ende dimos unas vueltas por el lugar y luego ya nos sentamos a aguardar por el otro barco que nos llevaría a Lecco. Mientras tanto, Manu se divertía con los patos y las palomas que se acercaban a comer las migajas que les arrojábamos y haciendo amistades con la gente que aguardaba junto a nosotros, en especial una pareja de californianos que no paraban de reírse de las travesuras de Manu.
La embarcación llegó puntual y nos llevó rumbo a Lecco por un lago de similares características, aunque con construcciones mas dispersas. La lluvia, molesta, amagaba y amagaba con irse, pero nos acompañó en gran parte del recorrido; solo cuando desembarcamos se dio por satisfecha y finalizó su aguacero. En Lecco teníamos un problema. No teníamos ni idea donde estaba la terminal de trenes y preguntarle a un policía no fue la mejor opción dado que nos respondió en un italiano tan rápido que comprendimos la mitad y nos obligó a andar repreguntando cada dos o tres cuadras. Es bueno que esto lo tengan presente si es que hacen el recorrido. No estará de más llevarse un pequeño planito o que el gps tenga los mapas del lugar cargados. Ya en la estación no tuvimos mucha demora por el tren. Compramos un par de cosas en las expendedoras automáticas que pululan por todas las estaciones y volvimos a Milano cansados, esperando llegar a descansar para partir al día siguiente rumbo a Suiza. Ir a Suiza sonaba prometedor.


Día 07 al 10. Suiza

Decidí poner esto todo junto dado que es algo muy personal, difícilmente pueda servir de guía para alguien. Como ya lo mencioné antes, nuestro viaje a Suiza se gestó a partir de la invitación de una pareja amiga que está radicada allí, él, Martín, argentino y ella, Melanie, suiza. Viven en una localidad cercana a Lausanne, llamada Yverdon. Realmente, sin no hubiese sido por ellos, difícilmente hubiésemos podido acercarnos a esa belleza de país, sin mayores pretensiones, felices de poder reencontrarnos y de tener la posibilidad de conocer Suiza, nos pusimos en sus manos, dejando a su criterio que ver y que no, tan solo mencionamos que nos gustaría conocer algún castillo de verdad.
El viernes, temprano, nos levantamos para tomar el desayuno en el hotel, obviamente habíamos dejado las valijas preparadas desde el día anterior, cosa que no fue muy problemática, toda vez que al estar tan pocos días allí apenas si sacamos un par de cosas. Manuel como siempre hizo amistades en el hotel, tanto en el desayunador, como en el lobby, una vez que ya habíamos hecho el check out y hacíamos tiempo para ir a la estación de trenes. El día estaba agradable, si bien no llovía, el sol estaba oculto y se hacía esperar. Cerca del mediodía, volvimos a hacer equilibrio con las valijas y desandamos las cuadras que habíamos hecho pocas horas antes. Esta vez, debíamos pasar previamente por unos puestos automáticos en la estación, ingresando los datos de nuestras reservas y así obtener un cartón impreso que era nuestro ticket para el viaje, no obstante la cosa no terminaba allí, esos cartones había que validarlos en unas maquinitas amarillas, donde se los introduce y la máquina te estampa la fecha y la hora.
En los andenes, como en varios lados, hay expendedoras automáticas de golosinas y bebidas, aceptan billetes y tarjetas de crédito. Compramos alguna pavada como para tener a mano al momento del viaje.
Como era de esperarse, el tren arribó a horario, una formación muy similar a la que nos había llevado a Milano, pero esta operada por los ferrocarriles suizos. Por dentro no había grandes diferencias, solo levemente me pareció más lujoso el tren italiano, pero no gran cosa.





Si hablamos de Europa, y de algo suizo, decir que salimos a horario es algo que está demás. El tren no corre tan rápido, pero los paisajes para ver son mejores y se agradece que no todo pase rápido frente a nuestros ojos. En algún momento atravesamos la frontera y vinieron algo así como unos gendarmes suizos haciendo control de pasaportes, sin embargo, solo se ocuparon de aquellos con rasgos árabes, a quienes le pidieron documentos y los interrogaron sobre el dinero que llevaban, pasando por alto a todos los demás, incluyéndonos. También pasaron vendiendo algo de catering a precios accesibles y que como siempre se podían pagar con tarjetas o en efectivo, aunque a ciencia cierta no se bien si aceptaban euros, no se olviden que Suiza está fuera de la zona euro y tiene su propia moneda, el franco suizo.
Cuando quisimos acordar ya estábamos en Lausanne, nuestros lugar de destino. ¿Digo que llegó exactamente a la hora programada?
Cuando descendimos, Martín ya estaba aguardando por nosotros. Luego de los saludos, cargamos todo en su automóvil y nos llevó a conocer algo de la ciudad, a orillas del lago Leman. La ciudad es muy ordenada y se ven autos lujosos por doquier. Luego de un par de fotos, nos fuimos a tomar un helado en una cafetería típica y de allí nos fuimos a comprar algunos insumos en el hipermercado, pensando en tener todo para nuestra estadía, toda vez que el domingo no abre nada. De allí volvimos a la autopista (no hay peaje, se paga un permiso anual) y llegamos a su casa pasando por bellísimos paisajes. Nos instalamos en su departamento y cenamos algo que preparó Martín.

En los días que estuvimos allí, Martín y Mel nos llevaron a conocer:

El Castillo de Chillón, una belleza construida sobre la misma roca virgen con una riquísima historia;



 Friburgo, una bellísima localidad dentro del cantón de habla francesa;



 Villar, una pequeña localidad en medio de montañas y laderas de un verde inmaculado;



 Leysin, donde en la cima de una montaña tomamos un almuerzo exclusivísimo en un restaurante que giraba mostrando el paisaje en 360°



El centro de Lausanne y algunos de sus atractivos



La fábrica de chocolates Cailler:



El castillo de Gruyere y su zona de influencia:


Como verán, nos dimos una panzada de Suiza. Difícilmente se pueda describir lo que hemos visto desde tan poco espacio. creo que eso es lo mejor que podemos decir. Para quienes piensen en ir, sepan que que se hablan 4 idiomas de manera oficial, pero que rara vez se habla un idioma distinto al del cantón correspondiente, como ya lo dije, la moneda es el franco suizo, pero te aceptarán casi sin excepción el euro, y como siempre, todo, absolutamente todo, se puede pagar con plástico. Desde Argentina hay que averiguar bien el tema del roaming, por caso telefónica no tiene convenios con las prestadoras de allí y por ende una llamada puede salirte mas cara que llevar el mensaje personalmente. Ojo. Todo es caro, claro que se puede comer por valores más o menos razonables, pero una salida de no mucha categoría puede llegar a derretirte la tarjeta, si vas en un auto, llenar un tanque con combustible salió 79e. También es bueno saber que hay una amplia red de transportes públicos, y el servicio de ferrocarriles es óptimo, es más se puede adquirir un pase global por la cantidad de días que desees y viajar sin límites.


Día 11. España

Tal cual estaba previsto, el martes partíamos de Suiza rumbo a España. Temprano Mel nos llevó a Lausanne, a la estación de trenes, donde tomaríamos uno regional que nos depositaría directamente en el aeropuerto de Ginebra (Geneve). Los pasajes los adquirimos directamente sin reserva previa, se pueden comprar por ventanilla o en terminales automáticos. La opción de ir en tren era la más acertada toda vez que, según palabras de Martín, por la mañana las autopistas son un perdedero de tiempo y siempre hay que tolerar demoras por los accidentes que son casi cotidianos.
Con lágrimas en los ojos nos despedimos de Mel y nos acomodamos en el tren. El tren te deja literalmente dentro del aeropuerto, por ende todo el tema del maleterío es bastante llevadero. Teníamos reservados desde Despegar.com, sendos pasajes por Iberia, en un vuelo que tenía una de las mejores tarifas sin ser Low Cost, tengan en cuenta, que esos vuelos baratos, en general no te permiten llevar equipaje de cortesía, y todo lo que lleves te lo han de facturar bien caro. Como a esta altura ya somos expertos en aeropuertos, no nos costó nada hacer el check-in, es más por suerte, como el avión era un reactor chico, un Airbus pequeño, nos ofrecieron despachar por bodega el equipaje de mano, gratuitamente, cosa que aceptamos de inmediato, toda vez que nos liberaba de andar buscando espacio en la cabina para los mismos. Del aeropuerto solo creo necesario recordar que los carros para las valijas se desbloquean con monedas de francos suizos, no con euros. No hubo mayores inconvenientes y partimos a horario buscando un cielo nuboso que no resultaba ser amenazante. La aeronave era muy moderna. El personal de a bordo nos atendió de maravillas. Me sorprendió que no hubiese catering de cortesía y que todo lo que ofrecían fuese de pago, de todos modos, los precios eran accesibles y obviamente, pese a estar a diez mil metros de altura, se podían pagar con nuestras tarjetas de crédito. El espacio entre asientos era mínimo, y cualquier persona como yo, un poco grande, no viajará cómoda, pero eso era de esperarse, toda vez que a pesar de ser un vuelo internacional, el recorrido era el de uno de cabotaje.

Madrid nos recibió con todo el calor que se había ausentado en Suiza. Llegamos a la terminal 4, que creo es la que destinan a los vuelos de Iberia. Barajas es enorme, nosotros teníamos que ir por un auto de alquiler en la terminal 1, donde están casi todas las empresas de alquiler, para ello tuvimos que subirnos a un autobús provisto por el aeropuerto, gratuito, que sale de la terminal, se sube a la autopista y te lleva a las otras terminales, tal es el tamaño del aeropuerto.
Desde Argentina, por una página, rentalcars.com, reservamos y pagamos un Chevrolet Aveo con kilometraje ilimitado, el mismo sería entregado por Europcar. No obstante al llegar tuvimos un inconveniente, nos manifestaron que el Aveo no estaba disponible y que el similar era un Fiat Panda, un vehículo considerablemente más chico, le hice notar eso y me respondió que el Aveo en España era mas chico que la versión Argentina, pese a que en la reserva estaba la foto del vehículo, cosa que luego supe era una mentira total, sin embargo, por 10E extras por día me ofrecían un enorme Passat que terminé aceptando. También había que pagar por la silleta de Manuel, pero eso ya lo sabía.




Pese a las advertencias, y gracias al gps de mi celular y a haber hecho el recorrido previamente con el street view del google, salir de Madrid no fue difícil, Noe fue una eficaz copiloto y cuando quisimos acordar ya estábamos en la autopista rumbo a Murcia, nuestro próximo destino.
El viaje transcurrió sin sobresaltos, realmente no hay un paisaje digno de destacar en esa zona, pero eso era lo de menos. Solo había que estar atentos a un par de carteles y nada más. El auto una maravilla. Y Manu se durmió durante una parte del recorrido. Más no se podía pedir.
Llegamos al hotel sin sobresaltos. El hotel Silken, está en una zona excelente. Es una construcción enorme y es emblemático de la ciudad, en donde suelen haber congresos y demás reuniones en sus salones. Tiene garage privado que te cobran 18e por día, aunque al frente se puede estacionar gratuito, siempre y claro consigas lugar para ello. La habitación es incuestionable y el servicio en general también lo fue. Solo podría decir, a modo de queja, que a pesar de publicitar wifi gratuito, el mismo tenía una señal tan débil que terminaba usando una red pública, y las pocas veces que usaba el del hotel, tenía filtrado casi todo, incluso el Skype, por lo demás el hotel es muy recomendable, en especial por el valor que pagamos por él.

No alcanzamos a llegar que Vanesa ("la Gallega") ya estaba a los gritos en el lobby aguardando por nosotros. Fue muy emotivo el rencuentro; pero a la vez nos vino a comunicar que nos esperaba con sus hijas y un amigo, el Pepe, a cenar pero no en su casa, en el restaurant de su hermana y cuñado, pero como era un tanto lejos nos iban a guiar desde su automóvil, así que poco tiempo después de ducharnos y cambiarnos, ya se estaban anunciando en la recepción.

Cenamos a más no poder, nos llenaron la mesa de todo tipo de platos ibéricos que degustamos sin muchos problemas. Manuel se nos escapaba con Azarita, a quien reconoció enseguida y se quedó toda la noche prendado a ella, máxime cuando fueron por unos dispensers que te daban unas bolas con premio en su interior. Pasamos una noche genial, nos presentaron a parte de su familia, todos muy amables. Igual nosotros ya eramos conocidos gracias a los relatos de Vanesa de sus días en la Argentina. Ya bien de noche, y con la panza llena, emprendimos el regreso al hotel con un Manuel que se estaba poniendo fastidioso del sueño.


Días 12, 13, 14, 15 y 16. Murcia

Nuestra estadía en Murcia adquirió enseguida la impronta que le imprimió Vanesa, alguien bien familiero si los hay. Desde el miércoles hasta el domingo, hemos ido a tres playas, Santiago de la Ribera y la Manga del Mar Menor, en Murcia y la Torre de la Horadada en Alicante, Valencia, cada una con su encanto, pero todas con un agua clara del Mediterráneo y una temperatura que invitaba al chapuzón. Ninguna de ellas era muy distante de Murcia y siempre se accedía a ellas por carretera en impecable estado. En varias ocasiones se complicó hallar un lugar donde estacionar y peor para mí que andaba en semejante lancha, pero nada del otro mundo. En las salidas nos acompañó parte de la familia de Vane y siempre la pasamos muy bien, también hemos ido a recorrer un poco Murcia y paseamos sin comprar nada por el Corte Inglés. No obstante, no puedo dejar de mencionar que las comidas en casa de la madre de Vanesa se llevan todos los elogios. La señora cocina para una batallón y efectivamente un batallón se presenta ante la mesa. La familia es muy unida, alegre y las puertas están siempre abiertas, no en un sentido metafórico, sino bien literal, al poco tiempo de haber ido, cuando regresamos no recordábamos el piso, sin embargo no había problemas, todas las puertas estaban abiertas, incluidas las que daban acceso a su propia casa. Nos han servido platos rebosantes de comida, con todo tipo de bichos de mar. Nos ha quedado el mejor de los recuerdo de esa familia.

Murcia cerca del hotel

Catedral de Murcia




Murcia es una ciudad pequeña, no un pueblo, pero tampoco es una metrópoli, la rasga en dos el río Segura, que corre frente al hotel, y cerca del mismo se encuentran las mayores atracciones turísticas. Si bien nosotros fuimos con Vanesa a recorrer, uno de los días agarramos el auto y nos perdimos por callecitas y lugares sin nombres, como a nosotros nos gusta.
Todos los días fueron calurosos, pero soportables. En la ciudad propiamente, hay varios árboles que ofrecen un alivio al caminante. A dos cuadras del hotel está la Avenida de la Fama y los días jueves se congrega un mercado general donde se congrega medio Murcia a hacer las compras,  nosotros no hallamos nada de interés, pero la verdad es que es muy variada y colorida.
Si tengo que recomendar un lugar para visitar es el casino de Murcia, la ornamentación interior solamente justifica su visita.

Casino de Murcia

Vivir en Murcia no es caro, los precios que se manejan son prácticamente los mismos que pagarás aquí en Argentina, la oferta gastronómica es amplia y para todos los gustos y bolsillos, en algunas cosas de vestimenta los valores son menores y en otras son más caros. El estacionamiento es caro, 2E la hora. La verdad es que no tengo ni idea como es el trasporte público, pero todas las paradas, al menos las de la zona céntrica, tienen el mapa de los recorridos. También me llamó la atención que había una gran cantidad de micros para no más de veinte pasajeros que funcionaban a gnc.
En las playas, si bien obviamente es más caro, tampoco es que no se podía comprar nada y una sombrilla sin muchas pretensiones salía menos de 10E.
El domingo fue el primer cumpleaños de Noa, la hija de Vanesa y Elio y obviamente toda la familia se reunió en torno a la mesa. Se abrió la puerta del generoso garage y la multitud terminó copando la calle, tal como lo habíamos visto antes en las fotos que nos habían enviado desde allí. Cuando ya se acercaba la hora de la partida, entre las despedidas, pensaba para mi interior que paradójica era la vida, en teoría tendríamos que haber ido allí solo para ese cumpleaños, y eventual bautismo, sin embargo no solo cambiaron las realidades de la pareja, sino que al final nosotros terminamos con un viaje que multiplicaba por tres al original y nos permitió viajar por tres paises. Raro.

Cumple de Noa



Día 17. Madrid

El lunes partíamos rumbo a Madrid. Para no perder tiempo, tomamos el desayuno en el mismo hotel, aunque no lo teníamos incluido en la reserva. Me arrancaron la cabeza. 15E por persona era una locura. Si bien era buffet libre y me tomé muy a pecho eso de hacer rendir hasta el último céntimo gastado, realmente me pareció desacomodado.
Salimos temprano, luego de pagar por lo consumido y el parking del hotel. Esta vez, por hacer caso del gps, nos subimos a una autopista y allí si tuvimos que pagar peaje y no era nada barato; lo más notable es que la autovía es gratuita y no ofrece grandes diferencias, amén de la consabida posibilidad de tener cruces en la traza, aunque la mayoría no son de forma directa.
El gps nos llevó directamente al hotel y no tuvimos mayores inconvenientes en llegar. Vale aclarar que en la zona del hotel se puede estacionar, pero son espacios restringidos, solo los puedes usar por una hora, y hay otros lugares, en los que solo pueden estacionar los frentistas. Mucha atención, las grúas se lo llevan sin preguntar.
El hotel Puerta de Toledo está ubicado justo donde lo necesitábamos, lejos del ruido, cerca de las atracciones y de una de las paradas del circuito del bus turístico. La infraestructura es óptima también. La internet es veloz e ilimitada. El trato es inmejorable. También tiene un garage propio, aunque es muy pequeño y se hizo difícil maniobrar el Passat.
Luego de ubicarnos y asearnos, salimos a dar una recorrida por la zona a pie, y ya ese primer contacto con Madrid nos llenó el corazón. El hotel está frente a una glorieta donde se halla la llamada Puerta de Toledo, de singular belleza, por cierto. Toda la zona me gustó, en especial hay un parque ribereño al río Manzanares que está espectacular y Manuel lo disfrutó a pleno. Desde sus pasarelas se puede apreciar el Vicente Calderón y por caso, a la tarde, los rayos del sol le daban un aspecto majestuoso. Hay un puente que tiene una arquitectura soberbia, integrado al paisaje, bellísimo.




Día 18. Madrid

Para el día martes, teníamos previsto hacer la visita de Madrid desde un bus turístico, tal cual lo hicimos en Roma; sin embargo, esta vez, el calor era terrible. Volvimos a poner en práctica la táctica romana, un paseo general y luego volver al hotel para nuevamente, a la tarde, regresar al bus y bajarnos en las zonas que consideramos más interesantes. Así, en un momento u otro, desfilaron ante nosotros las bellezas de Madrid, las Cibeles, el Palacio Real, la Plaza Mayor, Puerta del Sol y un sinnúmero de lugares más. Realmente nos encantó Madrid y su arquitectura, tal es así que durante la noche tomamos el auto y salimos a descubrir una imperdible Madrid nocturna, tomando cualquier calle y olvidándonos del gps nos dejamos llevar a donde se presentara más atractivo a los ojos. Creo que eso es lo más bonito que pudimos hacer. Sin dudas hacían falta más días y tener la posibilidad de movilizarnos sin tener que preocuparnos tanto por Manuel y su bienestar; pero no siento que me haya faltado nada, realmente. Claro que soy consciente de todo aquello que me faltó por hacer y conocer, pero se mis limitaciones, lo que nos ha costado, no en billetes, este viaje. Por eso siempre al evocar este viaje, voy a tener una sonrisa, y sobre lo que me falta, será la razón para intentar nuevamente hacer tan maravilloso viaje.



Me gustaría recordar que debajo del hotel hay un pequeño restaurante que se puede comer por muy poco dinero, ya sea con menúes preestablecidos, o con comida a la carta. Ni que decir que hay un Día a dos cuadras y un Carrefour a pocas cuadras más y como ya les dije, los precios son similares a los que se encuentran aquí. En el hotel estaba incluido el desayuno, en el subsuelo, y se servía con la modalidad de buffet libre. Allí Manuel se paseó haciendo como siempre nuevas amistades, nada de lo que uno pueda asombrarse, por suerte, de su parte.

Día 19. Partida a Buenos Aires

Miércoles. La verdad es que ya estábamos cansados de tanto trajín, por ende no hubo lágrimas al momento de cerrar las valijas por última vez, como siempre lo previo a la partida nos permitió sentarnos para agradecernos mutuamente la posibilidad de hacer semejante viaje, algo completamente impensado en esa casa prefabricada de la que salí en mi niñez, algo tan utópico que pasaba a ser parte de esas cosas que uno haría el día que se sacara el Prode.
Luego del desayuno, subimos a la habitación para bajar nuevamente a hacer una pequeña ultima recorrida por la zona. Previamente habíamos solicitado un late-check out para que no nos quedase un bache horario entre la partida del avión y la salida del hotel y solo debimos pagar unos 20e para ello, lo cual nos dio mayor holgura. Poco después de la 14, y con las valijas previamente cargadas en el auto, nos fuimos rumbo a Barajas, guiados sin mayores problemas con el gps. Llegamos y dejamos el auto en la empresa que lo recibió haciendo una inspección mínima, de todos modos eso era esperable dado que habíamos contratado el seguro total. Hay que recordar que la modalidad en cuanto al combustible era que te lo entregaban con tanque lleno y no te reintegraban dinero alguno por el combustible sobrante a la devolución, para nuestra desgracia, yo le había cargado medio tanque en Murcia, pero el bajísimo consumo del auto hizo que lo entregara con poco menos de medio tanque. En ese mismo instante se firma la tarjeta por los cargos, que en nuestro caso eran el upgrade a una categoría superior, la sillita, el upgrade del seguro a uno total y el costo del tanque lleno. Eso fue más de 300e. Tengan en cuenta, porque lo he leído en muchos foros, que al llegar, te pedirán una tarjeta internacional de la que inmovilizarán 300e aproximadamente en concepto de seguro de contingencias, por ende, si bien, todos vamos con tarjetas, más ahora, la misma debe tener disponible el margen como para ese cargo que se anula al momento de regresar el vehículo.
Lamentablemente, ese día, se había caído todo el sistema mundial de Aerolíneas, por ende el check in y el embarque fueron un caos que se podía haber solucionado solo con usar un poco la cabeza, pero bueno. Lo malo de eso fue que me toco viajar en un asiento por demás de incómodo, pero ya está, al llegar me encontré con un email donde explicaban el problema y me ofrecían en compensación unas cuantas millas que sin dudas usaré en alguna escapada por Argentina.
Migraciones fue rápido y sencillo, solo en aduanas tuvimos un trato un tanto despectivo, pero no fue la pesadilla que otros referían al hablar del personal en Barajas.
El viaje fue sin mayores problemas. Nuevamente me encontré con una azafata que tenía muy poca onda, el tema es que esta vez la sufrí yo. Me retó cuando al salir del baño hice flexiones dado que estaba acalambrado culpa del asiento inmundo que me tocó. Luego, como me pude ir a otro asiento, al regresar a mi ubicación original, me volvió a retar porque estaba por servir el desayuno y obvio que le paré el carro, indicándole que no estaba de paseo en el avión, que volvía a la ubicación que me había tocado en suerte luego del problema con el sistema, además de que estaba hablando con un adulto, que no necesitaba que me retase ni se lo iba a permitir. Una tarada.
Esta vez, a diferencia del viaje de ida, Manuel se durmió todo, casi diez hora de corrido, incluso, y esto lo charlamos con otro pasajero, el viaje estaba lleno de chicos de diversas edades, y todos sin excepción se durmieron plácidamente durante todo el trayecto.

Día 20. Arribo a Ezeiza

Cerca de las 5 de la mañana llegamos a una lluviosa Buenos Aires. El vuelo fue normal, solo un leve bamboleo de vez en cuando. Migraciones fue expeditiva y en Aduanas pasaron todas las pertenencias sin que nadie observase nada, aunque tampoco había nada por objetar, y ni siquiera nos pidieron el formulario de declaración de bienes ingresados.
Con buen tino, desde Madrid, vía Skype, contratamos un remisse de Nueva Agencia, en La Plata, que nos cobró $400. algo así como un 30% menos de lo que me pedían aquellos que consulté por internet y que eran de Capital o Ezeiza directamente. Nos enviaron un C4 con un enorme baul donde entró todo y nos trajo con mucho cuidado por la autopista que estaba inundada en varios tramos.
Cuando ya cerramos la puerta de casa y las valijas quedaron desparramadas por el suelo, le cerramos la puerta a nuestro viaje. Atrás quedaron paisajes y personas que no olvidaremos y el agradecimiento eterno a todos aquellos que nos desearon que se haga realidad esto que estaba condenado a ser siempre un sueño
  

1 comentario:

  1. Hermoso .
    Quiero viajar con mi bebé ahora tiene 9 meses .
    Muy bueno el blog .

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